Voy entre el negro y el blanco
de un desavenido karma,
en mi cuerpo siento el yermo
polo que me fija a tierra;
voy vagando en un erial
bajo la tarde serena
y un claro rayo de sol
relumbra sobre la arena;
soy semejante a la araña
que va tejiendo su pena
y dolor, de trecho en trecho,
entre las tupidas hiedras,
como en un juego de azar ,
jugando a las escondidas
en la amurallada cinta
que semeja aguas turbias
donde el lodo no reposa,
sobrevivo en noches negras
entre sus gélidos giros,
vago entre sus calles tétricas;
parca la nostalgia aflora
en mi desierto de arena,
voy extrañando el amor
de mi amado, finas perlas
de rocío mi piel bañan
y no sé dónde estará;
perlas de rocío espejadas,
quitad está oscuridad,
despejad mis horizontes,
pues no soporto su ausencia.
Somos como dos extraños
atados con las cadenas,
al amor encadenados
sin libertad en la condena,
lejanos, pero rielando
entre el dolor y la pena.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario